EL ARTE DE MATERNARSE

Crecer implica soltar progresivamente la dependencia de los padres para consolidar una imagen de ellos dentro de nuestro cuando ya somos adultos, No necesitamos la presencia física de madre y padre para que la vida pueda desarrollarse en equilibrio ahora ellos quedan libres ya que por sí mismas nosotros debemos ser capaces de nutrir contener y marcar límites saludables esto implica que todas las tareas desempeñadas por ellos cuando éramos pequeños ahora la realizamos nosotras. Esto es precisamente el inicio de la madre interior.

MATERNARSE A SI MISMA ES EL ARTE DE APRENDER A SER UNA GRAN MADRE PARA LA PROPIA VIDA. PERMANECIENDO EN LA TAREA CONSTANTE DE FORTALECER A LA MADRE INTERIOR.

Sí, bien, cuando somos pequeñas nos cuidan nuestra madre física o una figura materna; una vez que crecemos progresivamente vamos desempeñando el rol de madre de nosotras mismas, así es como ese cordón invisible que nos une a nuestra madre se va debilitando y los roles maternos cómo nutrir ,contener, proteger y motivar los aprendemos a desempeñar desde nosotras y para nosotras. 

En el camino en nuestro desarrollo personal es posible que en algún momento la madre interna que llegamos a tener en la vida adulta sea totalmente diferente de la madre que tuvimos cuando pequeñas, esto nos permite comprender que la madre interior no es una parte fija dentro de nosotras. Ella es moldeable flexible y permeable lo que nos da la esperanza de poder sanar y transformar todo lo que haya sido doloroso y difícil cuando fuimos pequeña ya que la madre interna va madurando en paralelo al tránsito de nuestro camino curativo.

Es importante tener claro, que no se necesita establecer una competencia con la propia madre intentando ser mejores que ella para restregárselo en su cara a toda costa.

La clave, es honrar, lo recibido, aunque haya sido lo mínimo y necesario para crecer reconociendo que cualquier cosa que nos haya faltado de pequeñas, podemos otorgárnosla a nosotras mismas a través de las virtudes y habilidades que vamos desarrollando y que nos va permitiendo cubrir la brecha del vacío materno. 

Puede que por algunos momentos con las crisis más profundas del ser nos olvidemos de nosotras mismas, pero la memoria de regreso al autocuidados sabio perdura llegará más bernardos. 

Una de las claves más importantes para mantener nuestra salud independientemente de las circunstancias de la vida, es ser madre de sí misma, eso nos otorga, la calidez y sabiduría necesarias para atravesar. los procesos emocionales saludablemente asimilando los aprendizajes esenciales del camino de la espiritualidad femenina.

El linaje herido.

Desde nuestra abuela se traspasaron hacia nuestra madre, desde nuestra madre a nosotras y cuando se observan memorias heridas de linaje ancestral no sanadas e inmadurez emocional, nuestra vida puede tornarse un tormento pues nuestro mundo emocional permanecer aliado a asuntos inconclusos y dolorosos del pasado que nos movilizarán a repetir historias de descuido y maltrato hacia nosotras mismas.

Cuando hay dos órdenes profundos en la relación madre e hija en el ámbito de linaje, ocurre en ocasiones que la madre interior se vuelca hacia las necesidades de nuestra madre real y en lugar de cuidarnos a nosotras mismas, solo cuidando de ella. 

Aquí la vida muchas veces es una pesada, pues estamos saliéndonos de nuestro lenguaje de hija para dejar de mirar hacia la vida y ver solo las necesidades emocionales de la propia madre lo que nos deja sin energía disponible para maternanos saludablemente.

El primer paso.

Les comparto una clave por la que puedes comenzar:

-Ocupar nuestro lugar de hija.

-Puedes responder a ti misma: ¿Te comportas cómo hija? o más bien ¿Tiendes a ser la madre de tu madre?.

Si en lugar de ser madre de ti misma y cuidar tu propia vida está siendo madre de los más grandes de tu linaje; entonces estás transgrediendo una ley importantísima que puede traer consecuencias para tu vida.

En este caso te recomiendo realizar un ejercicio de liberación ancestral para tener una idea clara y real de las dinámicas madre e hija que imperan en ti y de esta manera poder sanar el linaje femenino que te conecta con tu madre; es en este punto donde comienza el camino de sanación espiritual de toda mujer al recuperar el lugar genuino que le fue dado para esta existencia.

Aquí recibe toda la fuerza profunda para desplegarse como una mujer auténtica libre y creativa.

Tomado del blog: Cántaro Sagrado.

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